Introducción
La ensalada de remolacha con queso feta y nueces es un plato colorido, lleno de nutrientes y con una mezcla de sabores que encantará a tu paladar. La dulzura natural de la remolacha se equilibra perfectamente con la cremosidad del queso feta y el crujiente de las nueces, creando una ensalada deliciosa y fácil de preparar. Ideal como acompañamiento o plato principal ligero, esta ensalada es una opción saludable para cualquier ocasión.
Ingredientes
Para preparar esta ensalada necesitarás:
3 remolachas medianas
100 g de queso feta desmenuzado
½ taza de nueces tostadas y picadas
2 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
1 cucharada de vinagre balsámico
1 cucharadita de miel (opcional)
Sal y pimienta al gusto
Hojas verdes (rúcula, espinaca o lechuga) para acompañar
Instrucciones
Cocinar las remolachas: Lava bien las remolachas y cuécelas en agua hirviendo durante 30-40 minutos o hasta que estén tiernas. También puedes asarlas en el horno envueltas en papel de aluminio a 200°C por aproximadamente 45 minutos.
Enfriar y pelar: Deja que las remolachas se enfríen antes de pelarlas. La piel se desprenderá fácilmente con los dedos o con la ayuda de un cuchillo.
Cortar en trozos: Pica las remolachas en cubos o rodajas, según tu preferencia.
Preparar el aderezo: En un tazón pequeño, mezcla el aceite de oliva, el vinagre balsámico, la miel (si la usas), la sal y la pimienta.
Mezclar la ensalada: En un bol grande, combina las remolachas, el queso feta desmenuzado y las nueces. Agrega el aderezo y mezcla suavemente.
Servir: Coloca la ensalada sobre una cama de hojas verdes y disfruta.
Consejos para servir y almacenar
Servir: Esta ensalada se disfruta mejor fría o a temperatura ambiente. Déjala reposar unos minutos después de mezclarla para que los sabores se integren bien.
Almacenar: Guarda la ensalada en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 2 días. Sin embargo, es recomendable agregar las nueces justo antes de servir para mantener su textura crujiente.
Variantes