Introducción: El glaseado de fresa casero es una manera deliciosa y fresca de añadir un toque afrutado a tus postres favoritos. Hecho con ingredientes simples y naturales, este glaseado combina la suavidad de la mantequilla con el sabor vibrante de las fresas frescas, creando una mezcla irresistible que realza cualquier pastel, galleta o cupcake. Si buscas una alternativa más fresca y personalizada al glaseado comprado en tienda, esta receta es ideal para ti.
Ingredientes:
1 taza de fresas frescas o congeladas
1 taza de azúcar glas
1/4 de taza de mantequilla a temperatura ambiente
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharada de jugo de limón
2 cucharadas de leche (ajustar según la consistencia deseada)
Instrucciones:
Si estás usando fresas frescas, lava y retira los tallos. Si son congeladas, descongélalas antes de empezar. Tritura las fresas en un procesador de alimentos o con un tenedor hasta obtener un puré suave.
En una batidora, coloca la mantequilla y bate a velocidad media hasta que esté cremosa y suave.
Añade el azúcar glas en pequeñas cantidades mientras sigues batiendo. Hazlo lentamente para evitar que el azúcar se derrame.
Agrega el puré de fresas, el extracto de vainilla y el jugo de limón. Continúa batiendo hasta que todo esté bien integrado.
Si el glaseado queda muy espeso, añade la leche poco a poco hasta obtener la consistencia deseada, suave pero firme.
Deja que el glaseado repose durante unos minutos para que tome la consistencia ideal antes de usarlo.
Consejos para servir y almacenar:
Este glaseado es ideal para decorar pasteles, cupcakes, galletas y hasta como un topping para helados.
Si deseas un glaseado más firme, puedes añadir un poco más de azúcar glas.
Si te gusta un glaseado más ligero, añade más leche para obtener una textura más fluida.
Guárdalo en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 3 días. Antes de usarlo, asegúrate de dejarlo reposar a temperatura ambiente y batirlo un poco para que recupere su suavidad.
Variaciones:
