Introducción: La tarta de frutos blandos es un postre delicioso, fácil de preparar y perfecto para cualquier ocasión. Con una base crujiente, una capa suave y cremosa, y una explosión de frutas frescas en la parte superior, este dulce es ideal para disfrutar en un día cálido o como un capricho en cualquier momento del año. Si eres fan de las frutas como fresas, moras, frambuesas y arándanos, ¡esta tarta será tu nueva receta favorita!
Ingredientes:
1 base de tarta (puede ser comprada o casera)
250 g de queso crema
200 ml de nata para montar
50 g de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
300 g de frutos blandos (fresas, moras, frambuesas, arándanos)
1 cucharada de gelatina (opcional, para glasear las frutas)
Instrucciones:
Precalienta el horno a 180°C (350°F) y coloca la base de la tarta en un molde apto para hornear. Hornea según las instrucciones del paquete si usas una base comprada, o bien hasta que esté dorada y crujiente si la preparas desde cero.
Mientras la base se enfría, bate el queso crema junto con la nata, el azúcar y la esencia de vainilla hasta obtener una mezcla suave y cremosa.
Una vez que la base esté completamente fría, extiende la mezcla de queso crema sobre la base de la tarta.
Lava bien los frutos blandos y colócalos encima de la mezcla de queso crema, de manera decorativa.
Si prefieres un acabado brillante, calienta una cucharada de gelatina con un poco de agua hasta que se disuelva, y vierte sobre las frutas para darles un glaseado.
Deja enfriar la tarta en la nevera durante al menos una hora antes de servir para que tome consistencia.
Consejos para servir y almacenar:
Sirve la tarta fresca, acompañada de una bola de helado o crema batida para un toque extra de indulgencia.
Puedes almacenar la tarta en la nevera por hasta 3 días. Si la guardas en un recipiente hermético, la base puede volverse un poco más blanda, pero seguirá deliciosa.
Si prefieres hacerla con anticipación, es mejor añadir las frutas justo antes de servir para mantenerlas frescas.
Variaciones: