Introducción: Hay ingredientes en la cocina que, por su simplicidad, suelen pasar desapercibidos. Sin embargo, son los detalles más pequeños los que, en ocasiones, hacen que una receta se convierta en algo excepcional. Mi abuela siempre me decía que el laurel y la sal juntos eran un verdadero tesoro. Aprendí que no sólo se trata de añadir sabor, sino de capturar la esencia de los alimentos. Esta receta, que nos conecta con la tradición, es un ejemplo perfecto de cómo lo sencillo puede volverse dorado cuando se sabe usar. Hoy quiero compartir con ustedes el secreto que mi abuela me enseñó y que transformó mis platos.
Ingredientes:
2 hojas de laurel frescas o secas.
1 cucharadita de sal de mar (o al gusto).
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra (opcional).
1 diente de ajo (opcional, para un toque extra de sabor).
1 litro de agua (para infusionar).
Instrucciones:
En una cacerola pequeña, coloca el agua a calentar.
Agrega las hojas de laurel y la sal.
Si decides añadir ajo, pélalo y aplástalo ligeramente antes de agregarlo a la mezcla.
Deja que el agua hierva a fuego medio durante unos 10 minutos, permitiendo que el laurel y la sal liberen sus sabores.
Si quieres un toque más suave y aromático, puedes añadir una cucharada de aceite de oliva al final de la cocción.
Filtra la mezcla, desecha las hojas de laurel y el ajo, y utiliza el líquido para aromatizar sopas, guisos, arroces o incluso como base para salsas.
Consejos de presentación y almacenamiento:
Puedes guardar este concentrado en un frasco hermético dentro del refrigerador por hasta una semana.
Para presentarlo, usa una ramita de laurel o un toque de sal gruesa en el borde del plato o la sopa, dando un toque de sofisticación.
Si lo prefieres como un acompañante en una cena, puedes servirlo en pequeños tazones como un aperitivo aromático.
Variaciones:
