Introducción
¿Recuerdas esos remedios caseros que la abuela usaba y que parecían tener poderes mágicos? Uno de esos secretos es tan simple como efectivo: limones partidos en cruz, con un toque de sal gruesa. Más que un truco culinario, es un remedio multifuncional que huele delicioso, limpia el ambiente y hasta repele insectos. En este artículo te contamos cómo prepararlo, sus usos sorprendentes y por qué deberías tenerlo siempre a mano.
Ingredientes:
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2 limones frescos y firmes
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2 cucharadas de sal gruesa (sal marina o sal kosher preferiblemente)
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Opcional: clavos de olor, canela en rama o romero (para potenciar el efecto aromático)
Instrucciones:
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Lava bien los limones para retirar impurezas o ceras comerciales.
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Con un cuchillo afilado, haz un corte en cruz desde la parte superior del limón hacia la mitad, sin separarlo completamente. El limón debe quedar en forma de “flor” abierta en cuatro gajos unidos en la base.
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Abre ligeramente las secciones y coloca una cucharada de sal gruesa en el centro de cada limón.
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Si lo deseas, puedes insertar clavos de olor o una ramita de canela en los cortes para un aroma más intenso.
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Coloca los limones con sal en pequeños platos, frascos abiertos o directamente en áreas estratégicas del hogar (como la cocina, el baño o junto a la cama).
Consejos de presentación y almacenamiento:
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Para fines decorativos y aromáticos, usa frascos de vidrio transparente y coloca uno o dos limones en su interior.
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Si no los usas inmediatamente, guarda los limones preparados en el refrigerador dentro de un recipiente hermético para conservar su frescura.
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Cámbialos cada 5 a 7 días, o antes si notas que se resecan o comienzan a oxidarse.
Variaciones: