Introducción
Con el paso del tiempo, la piel pierde elasticidad y comienzan a aparecer signos de envejecimiento como arrugas y líneas de expresión. Afortunadamente, la naturaleza nos ofrece ingredientes poderosos para combatir estos efectos. La miel y el bicarbonato de sodio forman una combinación perfecta para exfoliar, hidratar y rejuvenecer la piel. En este artículo, aprenderás a preparar una mascarilla casera que te ayudará a mantener una piel suave, luminosa y libre de impurezas.
Ingredientes
1 cucharada de miel pura
1 cucharadita de bicarbonato de sodio
1 cucharadita de agua (opcional, para ajustar la textura)
Instrucciones
En un recipiente pequeño, mezcla la miel y el bicarbonato de sodio hasta obtener una pasta homogénea.
Si la mezcla es muy espesa, añade unas gotas de agua para facilitar su aplicación.
Aplica la mascarilla sobre el rostro limpio y seco, evitando el área de los ojos.
Masajea suavemente con movimientos circulares para exfoliar la piel.
Deja actuar la mascarilla durante 10 a 15 minutos.
Enjuaga con agua tibia y seca el rostro con una toalla limpia, dando ligeros toques.
Finaliza aplicando tu crema hidratante habitual.
Consejos para Aplicar y Almacenar
Para mejores resultados, usa esta mascarilla 1 o 2 veces por semana.
No guardes la mezcla sobrante, ya que el bicarbonato puede perder sus propiedades al estar en contacto con la miel por mucho tiempo.
Si tienes piel sensible, haz una prueba en una pequeña área de tu piel antes de aplicarla en todo el rostro.
Siempre usa miel natural y sin procesar para obtener mejores beneficios.
Variantes