Introducción
La limpieza de los oídos es una parte esencial del cuidado personal, pero hacerlo incorrectamente puede causar más daño que beneficio. El cerumen tiene una función protectora en el canal auditivo, por lo que es importante eliminarlo solo cuando sea necesario y con métodos seguros. En este artículo, aprenderás cómo limpiar tus oídos de manera adecuada, qué productos utilizar y qué prácticas evitar para prevenir infecciones o lesiones.
Ingredientes (Materiales Necesarios)
Para limpiar los oídos de forma segura, puedes utilizar:
Solución salina o agua oxigenada (diluida al 50%)
Aceite mineral, de oliva o de almendras
Gotero o jeringa de irrigación
Toalla limpia o pañuelo suave
Bastoncillos de algodón (solo para la parte externa del oído, nunca para el canal auditivo)
Instrucciones
Ablanda el cerumen
Aplica 2-3 gotas de aceite mineral, de oliva o solución salina en el oído afectado.
Inclina la cabeza hacia un lado y deja actuar el líquido por 5-10 minutos.
Irrigación del oído
Llena una jeringa con agua tibia y, con la cabeza inclinada, enjuaga el oído con suavidad.
No uses presión excesiva para evitar dañar el tímpano.
Secado adecuado
Usa una toalla limpia o un pañuelo para absorber el exceso de líquido.
Evita introducir objetos en el canal auditivo.
Limpieza externa
Con un bastoncillo de algodón, limpia únicamente la parte externa del oído.
Nunca empujes el bastoncillo dentro del canal, ya que esto puede compactar el cerumen.
Consejos para servir y almacenar
Usa las soluciones naturales (aceite o solución salina) a temperatura ambiente.
No guardes líquidos caseros por más de una semana, ya que pueden contaminarse.
Si usas gotas comerciales, sigue las indicaciones del fabricante.
Variantes
