Introducción
El aceite de orégano es un poderoso extracto natural con múltiples beneficios para la salud. Conocido por sus propiedades antibacterianas, antifúngicas y antioxidantes, este aceite esencial es un gran aliado en la medicina natural. Además, puede utilizarse tanto de forma tópica como ingerida (diluida y en cantidades adecuadas). En este artículo, te enseñaré cómo prepararlo en casa de manera sencilla y cómo aprovechar al máximo sus propiedades.
Ingredientes
Para preparar aceite de orégano casero, necesitarás:
1 taza de hojas frescas de orégano (o ½ taza de hojas secas)
1 taza de aceite portador (aceite de oliva, de coco o de almendras)
Un frasco de vidrio con tapa hermética
Una olla pequeña o un baño maría
Instrucciones
Preparar las hojas: Si usas hojas frescas, lávalas bien y sécalas completamente para evitar la proliferación de bacterias. Si usas hojas secas, asegúrate de que estén bien trituradas.
Mezcla con el aceite portador: Coloca las hojas en el frasco de vidrio y cúbrelas completamente con el aceite de tu elección.
Calentamiento suave: Para acelerar la infusión, coloca el frasco dentro de una olla con agua tibia y deja calentar a fuego bajo durante 10-15 minutos. Esto ayudará a liberar las propiedades del orégano en el aceite.
Maceración: Una vez calentado, tapa bien el frasco y deja reposar en un lugar oscuro y fresco durante al menos 2 semanas. Agita el frasco cada dos días para mejorar la extracción.
Filtrado y almacenamiento: Pasado el tiempo de reposo, cuela el aceite con un colador fino o una gasa, desechando las hojas. Guarda el aceite de orégano en una botella oscura para protegerlo de la luz y conservar sus propiedades.
Consejos para Servir y Almacenar
Mantén el aceite en un lugar fresco y oscuro para prolongar su vida útil.
Úsalo con moderación, ya que es muy concentrado.
Para ingerirlo, diluye 1-2 gotas en un vaso de agua o jugo.
Para uso tópico, mezcla unas gotas con aceite de coco o almendras antes de aplicarlo sobre la piel.
Variantes