Introducción:
El inodoro es uno de los elementos más utilizados en nuestro hogar, pero también uno de los más olvidados a la hora de mantenerlo limpio y libre de bacterias. Si prefieres una opción ecológica, libre de productos químicos agresivos, estás en el lugar correcto. Hoy te enseñamos cómo lograr un inodoro limpio y brillante de manera natural, con ingredientes que probablemente ya tienes en casa.
Ingredientes:
1 taza de bicarbonato de sodio
1 taza de vinagre blanco
10-15 gotas de aceite esencial (opcional, para aroma)
1/4 de taza de peróxido de hidrógeno (opcional, para mayor poder blanqueante)
Instrucciones:
Preparación: Comienza vaciando el inodoro de agua, si es posible. Esto hará que el bicarbonato se adhiera mejor a las superficies.
Aplicación del bicarbonato: Vierte el bicarbonato de sodio directamente sobre las superficies del inodoro, incluyendo las paredes internas y el fondo.
Añade vinagre: Vierte el vinagre blanco sobre el bicarbonato. La reacción efervescente ayudará a aflojar la suciedad y las manchas.
Deja actuar: Deja que la mezcla repose durante 15-20 minutos. Durante este tiempo, los ingredientes trabajarán para desinfectar y limpiar.
Cepillado: Usa un cepillo para inodoro para frotar bien las paredes y el fondo, enfocándote en las manchas o áreas más sucias.
Limpieza final: Si deseas una limpieza más profunda, añade unas gotas de aceite esencial para un aroma fresco y enjuaga con agua limpia. Si usas peróxido de hidrógeno, viértelo al final para darle un toque final de blanqueo y desinfección.
Secado: Deja secar la zona antes de usar el inodoro nuevamente.
Consejos para servir y almacenar:
Repite según sea necesario: Para mantener tu inodoro en perfectas condiciones, repite este proceso una vez a la semana o según el uso.
Conservación: Mantén los ingredientes a la mano en envases sellados para que estén listos para usar cuando los necesites. El vinagre y el bicarbonato tienen una vida útil casi indefinida.
Evita el exceso de vinagre: Usar demasiado vinagre puede dejar un olor persistente, así que modera su cantidad.
Cuidado con los aceites esenciales: Si decides usar aceites esenciales, elige uno con propiedades antimicrobianas como el aceite de árbol de té o el de lavanda.
Variantes: