Introducción
Si buscas un postre delicioso, fácil de hacer y visualmente encantador, estas mini tartas de queso con forma de tortuga son la opción perfecta. No necesitan horno, lo que las convierte en una excelente alternativa para cualquier ocasión, desde reuniones familiares hasta celebraciones especiales. Su base crujiente de galleta, el cremoso relleno de queso y la divertida decoración en forma de tortuga harán que todos se enamoren de ellas a primera vista.
Ingredientes:
Para la base:
150 g de galletas trituradas (tipo María o Digestivas)
50 g de mantequilla derretida
Para el relleno:
200 g de queso crema
100 ml de crema de leche
50 g de azúcar glas
1 cucharadita de esencia de vainilla
5 g de gelatina sin sabor (disuelta en 2 cucharadas de agua caliente)
Para la decoración:
Galletas redondas pequeñas (para la cabeza y patas)
Chispas de chocolate o gotas de chocolate blanco (para los ojos)
Un poco de chocolate derretido (para pegar los detalles)
Instrucciones:
Preparar la base: Mezcla las galletas trituradas con la mantequilla derretida hasta obtener una textura arenosa. Distribuye la mezcla en moldes individuales de silicona o en cápsulas de cupcakes, presionando bien para formar la base. Refrigera por 15 minutos.
Hacer el relleno: Bate el queso crema con la crema de leche, el azúcar glas y la vainilla hasta obtener una mezcla homogénea. Agrega la gelatina disuelta y mezcla bien.
Rellenar los moldes: Vierte la mezcla de queso sobre las bases refrigeradas y alisa la superficie con una espátula. Refrigera por al menos 4 horas o hasta que cuajen completamente.
Decorar en forma de tortuga: Una vez firmes, desmolda las mini tartas y colócalas en platos individuales. Usa las galletas pequeñas para hacer la cabeza y las patas de la tortuga, pegándolas con un poco de chocolate derretido. Agrega chispas de chocolate para los ojos.
Servir y disfrutar: Refrigera hasta el momento de servir y sorprende a todos con este tierno y delicioso postre.
Consejos para servir y almacenar:
Para un mejor sabor, sírvelas bien frías.
Puedes prepararlas con un día de anticipación y guardarlas en el refrigerador en un recipiente hermético.
Evita congelarlas, ya que la textura del queso puede cambiar.
Variaciones: