Pastel de Café Suave y Esponjoso: Un placer que se derrite en la boca

Introducción:
Si eres un amante del café y de los postres, este pastel de café será tu nuevo favorito. Con una textura suave y esponjosa que se derrite en la boca, esta receta combina la intensidad del café con un toque de dulzura, creando una delicia perfecta para disfrutar en cualquier momento del día. Ya sea como un acompañante para tu bebida matutina o como un postre para una ocasión especial, este pastel nunca decepciona. ¡Sigue leyendo para descubrir cómo prepararlo!

Ingredientes:

200 g de azúcar
200 g de harina de trigo
3 huevos
120 ml de café fuerte (puede ser espresso o café filtrado)
120 ml de aceite vegetal
1 cucharadita de polvo de hornear
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 pizca de sal
50 g de nueces (opcional, para agregar textura)
Instrucciones:

Precalienta el horno a 180°C (350°F) y engrasa un molde para pastel de 23 cm de diámetro.
En un bol grande, bate los huevos con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa y suave.
Agrega el aceite vegetal y el extracto de vainilla a la mezcla de huevos, batiendo hasta incorporar bien.
En un recipiente aparte, mezcla la harina, el polvo de hornear y la sal. Agrega poco a poco estos ingredientes secos a la mezcla húmeda, alternando con el café fuerte. Asegúrate de que todo quede bien integrado.
Si deseas, agrega las nueces a la mezcla para darle un toque extra de textura y sabor.
Vierte la masa en el molde engrasado y hornea durante 30-35 minutos o hasta que un palillo insertado en el centro salga limpio.
Deja enfriar el pastel en el molde durante 10 minutos antes de desmoldarlo y colocarlo en una rejilla para que se enfríe completamente.
Consejos de presentación y almacenamiento:

Para una presentación elegante, espolvorea azúcar glas sobre el pastel enfriado o decóralo con crema batida y algunas cerezas.
Puedes acompañar el pastel con una bola de helado de vainilla o con un poco de crema batida para hacerlo aún más indulgente.
Para almacenar el pastel, guárdalo en un recipiente hermético a temperatura ambiente durante 2-3 días. Si lo prefieres más fresco, también puedes refrigerarlo, aunque se recomienda dejarlo a temperatura ambiente antes de servirlo para que recupere su textura suave.
Variaciones:

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