Introducción:
Cuando el resfriado golpea y la tos no da tregua, muchos buscan alivio en la farmacia. Sin embargo, los remedios naturales han acompañado a la humanidad durante siglos, y uno de los más confiables es el jarabe de cebolla y miel. Esta poderosa mezcla no solo es económica y fácil de preparar, sino que también está respaldada por las propiedades antibacterianas de la cebolla y los efectos calmantes y antimicrobianos de la miel. Este artículo te guiará paso a paso para preparar este jarabe casero y aprovechar sus beneficios.
Ingredientes:
1 cebolla mediana (preferiblemente morada o blanca)
4 cucharadas de miel pura de abejas (mejor si es orgánica)
Un frasco de vidrio con tapa (limpio y seco)
Instrucciones:
Pela la cebolla y córtala en rodajas finas o cubos pequeños.
Coloca una capa de cebolla en el fondo del frasco.
Añade una cucharada de miel sobre la cebolla.
Repite las capas hasta terminar con todos los ingredientes.
Cierra el frasco y déjalo reposar entre 8 y 12 horas (puede ser toda la noche).
Durante ese tiempo, la cebolla soltará su jugo, que se mezclará con la miel formando un jarabe denso y translúcido.
Cuela el jarabe con una gasa o colador fino y guárdalo en un recipiente hermético.
Consejos para servir y almacenar:
Dosis recomendada: una cucharadita cada 3–4 horas para adultos, media cucharadita para niños mayores de 1 año.
Conservación: Guarda el jarabe en la nevera. Puede durar entre 3 y 5 días.
Si deseas conservarlo por más tiempo, puedes preparar una pequeña cantidad cada pocos días para mantener su frescura.
Variantes:
