Introducción
Dos años después de la muerte de mi esposo, finalmente reuní el valor para ordenar sus cosas en el garaje. Entre herramientas oxidadas y cajas de recuerdos, encontré un viejo cuaderno de recetas con anotaciones y comentarios hechos con su inconfundible caligrafía. Ese hallazgo me llevó a revivir momentos felices en la cocina y a redescubrir una receta especial que él solía preparar con cariño. Hoy quiero compartirla contigo.
Ingredientes:
2 tazas de harina de trigo
1 taza de azúcar morena
½ taza de mantequilla derretida
1 taza de leche
2 huevos
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharadita de canela en polvo
1 cucharadita de polvo de hornear
½ taza de frutos secos (opcional)
Instrucciones:
Precalentar el horno a 180°C (350°F) y engrasar un molde para hornear.
En un tazón grande, mezclar la harina, el azúcar, la canela y el polvo de hornear.
En otro recipiente, batir los huevos con la leche, la mantequilla derretida y el extracto de vainilla.
Incorporar poco a poco los ingredientes líquidos a los secos, mezclando hasta obtener una masa homogénea.
Añadir los frutos secos si se desea y verter la mezcla en el molde preparado.
Hornear durante 30-35 minutos o hasta que al insertar un palillo, este salga limpio.
Dejar enfriar antes de desmoldar y servir.
Consejos para servir y almacenar:
Sirve este pastel con una taza de café o té para un momento de nostalgia y confort.
Guárdalo en un recipiente hermético a temperatura ambiente por hasta 3 días o en el refrigerador por una semana.
Si deseas conservarlo por más tiempo, puedes congelarlo en porciones individuales envueltas en film plástico.
Variantes: