Introducción
Si buscas una receta sencilla, económica y deliciosa, estas tortitas de patata y calabacín son perfectas para ti. Con solo unos pocos ingredientes básicos, puedes preparar un plato crujiente por fuera y tierno por dentro. Son ideales como acompañamiento, aperitivo o incluso como plato principal.
Ingredientes
Para preparar esta receta necesitarás:
3 patatas medianas
2 calabacines
1 huevo
3 cucharadas de harina (puede ser de trigo o de avena)
1 diente de ajo picado (opcional)
Sal y pimienta al gusto
Aceite para freír
Instrucciones
Preparar las verduras: Lava bien las patatas y los calabacines. Pela las patatas si lo deseas y luego rállalas junto con los calabacines.
Eliminar el exceso de líquido: Coloca las verduras ralladas en un colador o sobre un paño limpio y exprime para eliminar el exceso de agua. Esto ayudará a que las tortitas queden más crujientes.
Mezclar los ingredientes: En un bol, añade las verduras ralladas, el huevo, la harina, el ajo (si lo usas), la sal y la pimienta. Mezcla bien hasta obtener una masa homogénea.
Formar las tortitas: Toma pequeñas porciones de la mezcla y dales forma de tortitas del tamaño de la palma de tu mano.
Cocinar: En una sartén grande, calienta una cantidad generosa de aceite a fuego medio-alto. Fríe las tortitas por ambos lados hasta que estén doradas y crujientes (aproximadamente 3-4 minutos por lado).
Escurrir el exceso de aceite: Coloca las tortitas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Servir y disfrutar: Sirve las tortitas calientes acompañadas de una salsa de yogur, crema agria o simplemente con una ensalada fresca.
Consejos para servir y almacenar
Servir: Estas tortitas son perfectas como guarnición o aperitivo. Acompáñalas con una ensalada, yogur con ajo o una salsa de tomate casera.
Almacenar: Puedes guardarlas en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 3 días. Para recalentarlas, caliéntalas en una sartén a fuego bajo o en el horno para mantener su textura crujiente.
Congelar: También puedes congelarlas. Coloca las tortitas en una bandeja con papel encerado y, una vez congeladas, guárdalas en una bolsa hermética. Para recalentarlas, hornéalas directamente sin descongelar.
Variantes